sábado, 24 de mayo de 2014

La Romería de la Virgen del Remedio, en Noviercas


Parece como si la Virgen del Remedio, a cuya imagen se le solicita lluvia en las Letanías (Que en otros tiempos pasados/tan tristes como hasta hoy/remediaste la sequía/que asolaba al labrador.), hubiera detenido, el sábado 24 de mayo, precisamente la lluvia para que los fieles pudieran celebrar su romería.
Y allí estaban los noviercanos, llegados de sus lugares de residencia, para, aprovechando la celebración, pasar un día en las praderas que rodean el santuario. Un paraje precioso, al pie de la Sierra del Toranzo, regado por el río Araviana, con la vegetación primaveral, rebollo y espino en abundancia, verde, joven y brillante, adornando un entorno donde no falta la leyenda, como la de los Siete Infantes de Lara.

Haremos un inciso para sugerir a todos aquellos que visiten nuestra provincia, de la necesidad de salir de los pueblos y buscar parajes de alrededor, ríos y sus cañones y, especialmente, aquellos en los que haya ermita o santuario. Pues si bien algunos pueblos se encuentran en verdadero estado de abandono (no es el caso de Noviercas, cuyo caserío conserva suficientes y variados atractivos), al salir de sus límites y buscar esos espacios se van a encontrar con sorpresas.
Es lo que vamos a hallar a siete kilómetros de Noviercas, dirección Ólvega, alrededor de la ermita de la Virgen del Remedio, una vez que se haya paseado por la villa y visitado el torreón, el Museo de Bécquer, la casa de Casta, su esposa, el gran lavadero y fuente, y todo lo demás que allí hay que ver.
Un largo puente sobre el río Araviana, también llamado Torreambril, conduce hasta el templo, perfectamente conservado, que alberga la imagen relativamente moderna de la Virgen de los Remedios, sobre unas andas hechas por Santiago Escribano en la segunda mitad de la década de los noventa, cuando fueron mayordomos el periodista Juan Carlos Hervás y su mujer, Carmen Moñux, natural de Noviercas.

Tuvo santero la ermita, precisamente Pablo Raposo, quien después pasaría a cuidar la de San Saturio, en Soria, alcanzando cierta notoriedad. Un añadido en el lateral del templo sirve para reuniones de mayordomos y autoridades, como hemos visto en otras ermitas de Soria, incluida la referida de San Saturio.
Hubo procesión con insignias, subasta de banzos (alguno de los cuales subió a trescientos euros) misa con actuación de un grupo de jóvenes, y canto de letanías. Finalizados los actos religiosos, los mayordomos obsequiaron a los asistentes con un refresco, como llaman en Soria a este tipo de refrigerios, y venta de las roscas de la Virgen, que antes, suponemos, hacían las mujeres en casa para después ser subastadas, más tarde sería la panadería de Noviercas, y ahora ya, con la pérdida de tantos comercios, que no cesa, se encarga la Panadería Omeñaca, de Ágreda.

Noviercas cuenta con varias ermitas en su término: San Vicente, San Antonio, San Roque, Virgen de la Soledad, Virgen de la Blanca y la del Remedio. Suponemos que la Soledad será un humilladero y otras se corresponderán con alguno de los despoblados cuyas tierras hoy pertenecen al municipio de Noviercas. El padre Gonzalo Martínez, en su “Las Comunidades de Villa y Tierra de la Extremadura Castellana”, contabiliza seis despoblados: Cabezuelos, Cerralbo (que podría ser también Cerrillo), La Laguna, Lagunas labradas, Sequeruelo (ahora paraje de Torrecilla alta), y Torre de Ambril.

No extraña este número de antaño pueblos habitados, dado que, por un lado, Noviercas tiene en la actualidad un término muy extenso y, por otro, ha sido tierra de abundancia de ganado lanar que pastaba los veranos en tierras del Ebro, especialmente en Navarra.

La romería de la Virgen del Remedio, conocida popularmente como “La Letanía”, se celebra ocho días antes del de la Ascensión, que a su vez se conmemora cuarenta días después del Domingo de Resurrección.

jueves, 1 de mayo de 2014

Adiós a la señora Isabel Soriano


Fuimos a Montenegro de Cameros para ver y fotografiar la quema del Judas y, como todas las veces que hemos ido a ese precioso pueblo de Cameros, el único que permanece en la provincia de Soria, nos dirigimos en primer lugar al ahora pequeño bar, antes lugar donde se podía comer o descansar. Nuestro propósito primero, el que nos acompañó todo el camino, era saludar a la señora Isabel.
Y nos sucedió como tantas otras veces, la señora Isabel ya no estaba, había fallecido un año antes, nos dijo su hija, que lleva su mismo nombre. Siempre la misma sensación, la de haber perdido una gran persona que albergaba la sabiduría que había ido adquiriendo y la que le había sido transmitida oralmente.
Isabel Soriano Gómez nos había atendido, tanto en persona como por teléfono, cada vez que habíamos necesitado cualquier información, ya fuera sobre guisos típicos (aquellas recetas de menestra y de cocido), ya sobre el esquilo, o los efectos curativos de las hierbas. Y lo había hecho con la sencillez y la amabilidad que muestran las personas mayores, sin darse siquiera cuenta de que gracias a ellas los que venimos detrás podemos hacer nuestro trabajo, estudiar las costumbres, mantener vivas las tradiciones, y escribir aquellas que han sido orales durante siglos.
Gracias, señora Isabel, por todo lo que nos aportó. Ver la quema del Judas fue muy interesante, pero amarga por la ausencia de usted. Con su ida se ha apagado un mundo completo de experiencias y sensaciones, de conocimientos que sabía transmitir muy bien. La generación de usted fue la última que supo guardar la esencia de un mundo rural autosuficiente, lleno de contenido y de valores.