VILLAR DEL RÍO soria-goig.com
jueves, 23 de diciembre de 2010
Belén en Villar del Río
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martes, 14 de diciembre de 2010
Oncala, de ayer y de hoy
ONCALA soria-goig.com
domingo, 21 de noviembre de 2010
Taller de acebo en Aldealices
lunes, 25 de octubre de 2010
De migas en Vizmanos
domingo, 12 de septiembre de 2010
Mercado Ecológico en Soria
El sábado, 11 de septiembre, en la plaza de San Esteban de Soria, tuvimos ocasión de comprar de nuevo –es la VI edición- en el Mercado Ecológico que organiza la Asociación Juvenil La Aurora.
El Mercado Ecológico -como me decía Iván Aparicio, implicado también en esta Asociación junto con su hermana Helena y Oscar- es mucho más que eso.
En él se reúnen asociaciones y grupos juveniles que creen en la posibilidad de un mundo mejor, justo, sin clases, solidario y sin exclusiones. Un mundo donde el dinero sólo sirva de moneda de cambio, donde no se confunda valor con precio.
Pese a que a la mayoría de los mortales esa definición de mundo les suene a utopía, cuando no a algo más desagradable de escuchar, algunos jóvenes sorianos luchan por él, aunque sólo sea en la confianza de que algún día se oiga y se escuche todo lo que tienen que decir, que no es poco.
Mientras ese día llega, pudimos, gracias a ellos, disfrutar de una mañana de septiembre en el Mercado Ecológico. Comprar cremas de aloe vera. Hojear y ojear libros y publicaciones de la comunidad libertaria de Manzanares, fanzines del Colectivo Antisistema de Soria y la segunda edición, a cargo de la Asociación Soriana “Recuerdo y Dignidad”, de “La represión en Soria durante la Guerra Civil”.
Junto y a la vez que el espíritu, se pudo alimentar el cuerpo, adquiriendo verduras, frutas y hortalizas de la Cooperativa ARAE, y de “La Alegría de la Rehuerta”, con Daniel y Loreto al frente, instalados en el pueblo serrano y soriano de Fuentes de Magaña, www.lalegriadelarehuerta.blogspot.com ; y elaborados lácteos de primera calidad, tanto frescos como curados.
Hubo dos charlas, una sobre plantas prohibidas del proyecto Dulce Revolución
http://www.dolcarevolucio.cat/es/la-asociacion/motivos, y otra de FIARE, Banca Ética de Castilla y León. La jornada se completó con dos conciertos, degustación de cocina ecológica y un encuentro popular para tratar sobre el tema de los espacios para movimientos sociales.
En fin, todo un programa alternativo, plausible y digno de ser muy tenido en cuenta por todos aquellos que todavía creemos que una sociedad distinta a la que padecemos puede ser posible.
Desde aquí el agradecimiento más cordial a los organizadores, al frente de los cuales se sitúan, trabajando en primera línea como siempre, los hermanos Aparicio García.
lunes, 6 de septiembre de 2010
Ana en Recuerda
Ana, la propietaria, es cántabra, y un buen día, como nos ha sucedido a muchos, se enamoró de Soria, concretamente de un pequeño rincón que un día fue más grande, tuvo más vecinos, más medios de vida, y un mal día, estuvo a punto de desaparecer bajo las aguas de un embalse. Ni lo uno ni lo otro. Recuerda se mantiene como la mayoría de los pueblos sorianos, viviendo de la agricultura y luchando por mantener la población.
El río Duero se interpone entre la extensa y alargada silueta del castillo de Gormaz y el pueblo de Recuerda. Una hermosa iglesia dedicada a San Bernabé, preside el caserío. La ermita, lagares y bodeguillas, adornan un espacio que muestra restos de tiempos mejores.
Y casi al final de una calle, en un edificio de planta baja, con la fachada color de la tierra, se lee “Taina de Gormaz”. Al traspasar la puerta, bajo el dintel de viga recia, está Ana, una mujer simpática, amable y buena conocedora del entorno en todas sus facetas.
Es mejor dejarse aconsejar, en todo caso no hay carta, hay que elegir entre lo que Ana haya cocinado ese día. A Mari Carmen le gustan las judías estofadas con faisán. Escabechados tiene siempre: carnes y truchas de doña Concha, la vecina piscifactoría de Vildé. A veces hay vino de la tierra, con sabor mineral y un cierto grado de acidez. Las verduras y hortalizas son de la zona siempre que eso sea posible. El pan de Osma, del que lleva el panadero con su furgoneta. Dentro de la rusticidad, cuida el detalle, las copas, la cubertería.
En fin, una persona y un lugar que a nadie deja indiferente.
RECUERDA, soria-goig.com
Linda de Sousa en Alcubilla de las Peñas
Cuando casi finalizaba el mes de agosto, recibimos la llamada, siempre grata, de Miguel Bordejé, quien nos convocaba a la clausura de un acto en su pueblo, Alcubilla de las Peñas.
Alcubilla es un pueblo con dos barrios, enriscado uno, desde donde se divisa la suave campiña salpicada de oteros. En uno de ellos, nos dijo Miguel, se asentó en su día un castillejo o torre de vigilancia, como las que jalonan el río Bordecorex, que discurre por su término. Dicen Clemente Sáenz y Florentino Zamora, en su “Corpus de Castillos”, que el castillejo o torre fue donado por el rey don Sancho, en el mes de abril de la era de 1327 (año de Cristo 1289) a Pedro Sánchez, “de nuestra cámara” y su escribano, y se los daba “por el mucho servicio que nos fizo y nos face por cambio de los heredamientos que le tomamos en Jaén e en Úbeda para dar a los nuestros maestros de los engenios…”.
Miguel Bordejé, periodista, presidente de CEATE, a quien conocemos desde hace muchos años, dedica buena parte de su tiempo a la dinamización cultural de su pueblo, donde reside buena parte del año.
Esta vez el motivo del encuentro fue una exposición de transparentes de la lisboeta afincada en Madrid, Linda de Sousa, y otra de pintura de su esposo, Juan Jiménez.
“Como una llamada de urgencia, un grito en medio de una sociedad poco amiga de tomar conciencia de la realidad en que vive, alienada por otros intereses, las TRANSPARENCIAS que expone Linda de Sousa nos hace adentrarnos en la verdad que nos rodea. En su obra se hace patente la denuncia del maltrato a la mujer y a las personas mayores propiamente (ancianas), a la vez que invita a una nueva mirada hacia unas y otras desde la responsabilidad personal y social”. (Miguel Bordejé. Del catálogo).
“La muestra de PAISAJES, de Juan Jiménez, ofrece como otro lado de la moneda, un reverso de paz y sosiego que nos trae la naturaleza o el colorido de sentimientos reflejados en las casas, ventanales, calles, macetas… que nos hablan de las gentes que las habitan, que las viven, que las disfrutan”. (Del catálogo).
De los transparentes nada mejor que leer lo que ha escrito su propia autora, Linda de Sousa.”Desde entonces [vio cómo maltrataban a su madre] han pasado cincuenta años, diez lustros en los que he luchado por ser alguien, porque se me respetase, porque se me escuchase, y lo trágico es ver que esto sigue pasando, en una sociedad para la cual las víctimas siguen siendo transparentes, cuya mirada no es que se aparte: es que pasa a través de esos cuerpos heridos, amoratados, como si no los vieran a pesar de que los rodean, si en algún momento se topan con ellos y los molestan les apartan de un manotazo, tal como podrán hacerlo con las figuras de mi instalación”.
Más información en su web: www.lindadesousa.com
martes, 31 de agosto de 2010
Sarnago, de nuevo
Este año la Asociación de Amigos de Sarnago ha celebrado los treinta años de su existencia, y lo ha hecho mezclando tradición y modernidad, abriendo las puertas a unas actividades en su mayoría culturales, que los habitantes del antiguo despoblado –hoy floreciente pueblo con vecinos censados y casas restauradas- acogen con ilusión, pese al esfuerzo que supone el tener que organizarlo todo entre ellos, en hacendera. Al frente sigue José María Carrascosa, incansable.
El número 3 de la revista Sarnago, cuatro contando el 0, sale a la luz con 48 páginas. La presentación es, como cada año desde su aparición, el acto que convoca a más personas. La comentaremos en la actualización de otoño. Junto a la presentación de la misma, a cargo de Miguel Ángel San Miguel, los sarnagueses han escuchado al juglar Nino Sánchez. Otro día fue Abel Vitón, con la escenificación de “Las Tierras de Alvargonzález”, de Antonio Machado. Pero también sus tradiciones de siempre les ha unido: las Móndidas y Mozo del ramo. El recuerdo a San Bartolomé. Misa y procesión. Y de fondo, en el local habilitado para exposiciones, una sala frente a las del Museo Etnográfico, una exposición de fotos de César Sanz, quien también se ha implicado en hacer de Sarnago un referente cultural soriano.
En fin, que ha sido un mes, este de agosto, en el que los sarnagueses han dado una vez más ejemplo de buen hacer. Pese a que, como diría José María Carrascosa, públicamente, en las juntas de la Asociación se discute y no todo son rosas. En la discusión está el germen de las ideas llevadas a cabo, así que bienvenidos sean “esos más y esos menos” si el fruto es el que vemos año tras año.
Sólo pudimos acudir a un acto, el último, que tuvo lugar el día 28, a las 18,30. Fue la presentación de la reedición del libro de Avelino Hernández “La Sierra del Alba”. Esta publicación que vio la luz en 1989, ha sido reeditada una y otra vez, siendo, la que se presentó en día 28, la sexta. No nos extraña. “La Sierra del Alba” se ha convertido en estos veinte años en libro de cabecera de muchos sorianos y de otros que, como el pamplonés que se compró una moto para recorrer los lugares de la narración, han hecho del libro un objeto de culto.
“La Sierra del Alba”, de Avelino Hernández, en su sexta edición, a cargo de la Asociación Amigos de Avelino, se dio a conocer con la presencia de su viuda, Teresa Ordinas, llegada desde Mallorca para tal evento. En la mesa, además de ella y de José María Carrascosa, estaban César Sanz y César Millán, ambos miembros de la Asociación, además de fotógrafo y librero respectivamente.
Fue el acto que culminó una serie de ellos que con motivo del 30 aniversario de la Asociación de Amigos de Sarnago, han tenido lugar a lo largo del mes de agosto de 2010.
SARNAGO, soria-goig.com
Valdenebro poética
Volvimos y tuvimos ocasión de hablar con la señora Escolástica, ya fallecida. Ella nos contó de un guiso muy antiguo, en cuya forma de elaboración nosotras quisimos ver reminiscencias judías, se trata de “la olla de San Miguel”. Mucho antes de que la señora Escolástica nos dejara, se perdió esta olla, como también desaparecieron el pago de la cántara, el canto de las albadas, el pisar la uva en sus propios lagares y mojarse con el vino mientras las mujeres escamochaban las alubias, y tantas tradiciones que se esfumaron a la vez que la población marchaba en busca de otras formas de vida.
En esta tercera ocasión acudimos a la llamada del señor Cercadillo, quien organiza desde hace nueve años una velada poética, sin dejarse ver demasiado, un a modo de capitán Araña bueno, que se implica y luego desaparece dejando a los demás el protagonismo.
La 9ª Noche de Poetas, el 13 de agosto, tuvo lugar en el interior de la Iglesia de San Miguel. La vimos sobre un montículo, iluminada, protegiendo al pueblo quieto y limpio, perfumado de noche y resina. Es románica, tal vez construida cuando Valdenebro pasó a formar parte de la Comunidad de Villa y Tierra de Osma. Se lee en la Enciclopedia del Románico que su estilo tiene influencias burgalesas. Se accede al interior por una portada de caliza blanca, y aunque era de noche, se aprecia el artesonado de madera, que la misma publicación data en el siglo XVI.
Este año de 2010 el poeta protagonista fue Pablo Neruda, se homenajeó a Miguel Hernández, por el centenario de su nacimiento, y se recordó a los recientemente fallecidos Miguel Delibes y José Saramago.
El acto, presentado por Sergio Calleja Muñoz, contó con una puesta en escena, dentro del marco de la hermosa iglesia, acorde con los dos poetas. En el presbiterio, delante del altar mayor, un fondo azul de mar para Neruda, y ante él, unas rejas para Hernández, rotas al pasar de un poeta a otro, por un Sergio irritado por la injusticia que supuso la muerte del poeta en las cárceles franquistas.
Poemas de los dos autores fueron leídos por personas del pueblo, dando al acto la sencillez, la calidez y el tono humano propios de todo evento que venga del pueblo y sea para el pueblo.
La iglesia, llena a rebosar, acogió un acto muy bien organizado, muy bien dirigido y mejor presentado. El atrio reunió a todas las personas allí presentes, para beber moscatel y comer pastas, condumio acorde, en su dulzor y espiritualidad, con los poemas escuchados.
Son actividades nuevas que, de consolidarse, como Valpoesía, en Valdanzo, acabarán convirtiéndose en tradiciones o costumbres, que vendrán a sustituir en unos casos, y a complementar en otros, las ya existentes en las tierras de Soria. Las noches sorianas son buen cobijo para estas iniciativas.
lunes, 30 de agosto de 2010
Don Santiago Cabrerizo Abad
Un caluroso domingo de agosto, el día 22, dejaba de existir don Santiago Cabrerizo Abad, músico clarinetista.
De él escribió Norberto Francisco Moreno Martín, en “El sonido de la vida. Banda municipal de Música de Soria”. Su amigo, el maestro Manuel Castelló, de Agost (Alicante), le compuso un pasodoble con el título “Santiago Cabrerizo”. Y en la hora de las honras fúnebres, la prensa le ha dedicado palabras de elogio como profesional.
Don Santiago había nacido en El Burgo de Osma, en 1924, aunque muy joven se fue a vivir a Almazán, villa desde la que se trasladó a Soria. Toda su vida estuvo ligada a la Banda municipal de Música de Soria, donde entró de becario con diez años, y en la que permaneció hasta su jubilación, en mayo de 1984. Previamente, tal y como recoge Diario de Soria, se licenció en el Ejército como músico en Zaragoza, en 1947, momento en el que lleva a cabo las pruebas para solista en la Banda de Música de Soria.
El último año de su estancia en la institución fue su director, realizando un total de 26 conciertos bajo su batuta. Y bajo la de José Manuel Aceña se detendría en alguna ocasión bajo su ventana, algo más alta que la mía, para felicitar a don Santiago, o para saludarle.
Yo tuve la suerte de conocer a la persona, no al personaje. Durante veinticinco años, hasta el día de su muerte, he sido, y sigo siendo, su inquilina y vecina a la vez. La convivencia en un bloque de seis vecinos suele ser estrecha, pese a la discreción de Santiago y su familia. Por eso puedo decir que se ha ido un gran músico, un gran clarinetista, el director de la Banda de Música, el administrador de algunas asociaciones, como la de Caza y Pesca, pero también, y más importante para mí, una grandísima persona, un caballero, un hombre culto, melómano, apasionado de la lectura, impenitente viajero hasta hace unos años, junto a Josefina de León, su ya viuda, mujer que, como él, es poseedora de casi todas las virtudes, sin hacer alarde de ellas, porque le son innatas.
Nunca olvidaré su figura alta y fuerte, sentada delante de la ventana de su piso, o en el sofá con los cascos puestos escuchando música clásica. Él los dejaba sobre la mesa para pegar la hebra conmigo. O la vuelta suya a casa con la prensa bajo el brazo, cuando yo, tardía, salía por la misma puerta, y su invariable saludo “¿Qué pasa, Isabel?”, al vernos, y “Bueno, maja”, al despedirnos.
viernes, 30 de julio de 2010
Abnegados alcaldes
Estoy pasando el verano en Quintana Redonda, y de vez en cuando me desplazo a pueblos, mas bien pequeños, para dar charlas por encargo de la Fundación Científica de la Caja Rural. Veo el esfuerzo de estos alcaldes y algunos concejales a lo largo del año, y especialmente en verano. Luchan por conseguir actividades atractivas para que los que se marcharon vuelvan un año tras otro y para que los vecinos sigan viviendo en sus pueblos. Se esfuerzan para que los establecimientos, si los hay, puedan salir adelante y no cierren; para que su patrimonio sea vistoso y agradable; para que las fiestas atraigan al mayor número posible de visitantes.
Estos esfuerzos no son vistos como tales por muchos estantes y veraneantes, sino como un divertimento incluso para quien los organiza. Nada más lejos de la realidad. Cualquier evento, por pequeño que sea, lleva añadido un gran trabajo de días, e incluso meses, que se consume en unas pocas horas.
He escuchado a personas, demasiadas, que se permiten el lujo de despachar con tres palabras despectivas todo ese trabajo, confundiendo el derecho a opinar con la mala uva.
Hace unos días el Ayuntamiento de Quintana Redonda, con Juan Manuel Valero a la cabeza, organizó una carrera popular en la que participaron más de doscientas personas, un ejemplo de buen hacer y de perfecta organización. Días después hizo algo parecido el Ayuntamiento de Alconaba. Hace tres días estuve en Cihuela y pude comprobar el esfuerzo de Gerardo, el alcalde, y de la Asociación San Roque, por llevar la cultura a un pueblo alejado de cualquier centro mínimamente importante de la provincia. Compruebo cada otoño el trabajo de los vecinos de la comarca de San Pedro Manrique, quienes, generosos y alegres, dan a conocer lo mejor de sus costumbres y su vida de antaño.
Porque donde los ayuntamientos no llegan, lo hacen las asociaciones, de las que es ejemplo la de Amigos de Sarnago, con José María Carrascosa al frente.
Es de justicia agradecer a estas personas un esfuerzo que va acompañado con la merma de su propio patrimonio. Una generosidad curiosamente incomprendida por algunos, sin que ello merme el empuje de estas personas que siguen adelante haciendo lo que creen que deben, en favor de sus pueblos y de sus convecinos.
jueves, 29 de julio de 2010
De ruta con Gumer
Mientras discurre el verano en la casa alquilada en Quintana Redonda, rodeada de familia, surge algún día de asueto, aquellos en que la pequeña Yaiza está bajo la protección de la abuela Anita. El viernes, 16 de julio fue uno de ellos.
Enfrascada, cuando las circunstancias lo permiten, en el trabajo sobre la Trashumancia, puse rumbo por la mañana temprano a Alcuneza (Guadalajara), uno de los embarcaderos elegidos por los trashumantes sorianos en su discurrir hacia los pastos de extremo.
Nada mejor para otear esa zona, que acudir a mi buen amigo Gumersindo García Berlanga, Gumer, residente en Alpanseque, quien ha ejercido el secretariado durante años, en los ayuntamientos de la zona, y ha administrado las haciendas de nobles Figueroas y Romanones desde hace lustros, encargo heredado de su padre. El propio Gumer posee un hermoso huerto en Horna, junto al nacimiento del río Henares, al pie mismo de la Sierra Ministra.
Seguimos carreteras locales y comarcales, bien asfaltadas, por donde apenas hay circulación, de las que me gustan, viendo los árboles de ribera, el sembrado ya casi todo recolectado, y los bosquecillos de carrasca. Este año, gracias a las abundantes lluvias de la primavera, todo se muestra menos agostado que otros.
Pasamos por Sigüenza, la bien cantada, con el ánimo algo encogido por el recuerdo de otros días que finalizaban en el parador, entre doseles de camas medievales, con un maravilloso duendecillo convertido en cenizas hace veinticinco años.
Discurrimos por pueblos donde tal vez se produjeran roces entre los todopoderosos Medinaceli y el no menos obispado de Sigüenza. Alcuneza es un pueblecillo muy parecido a cualquiera de los del Sur de Soria, con apenas cincuenta personas viviendo en él. Me dice Gumer que se hacían tejas y otros productos de la arcilla, ahora ya no, como en Soria. Señorea el caserío una alta chimenea que debe pertenecer a esa antigua industria. En su término hubo salinas que, según Gumer, funcionaron hasta hace unos cincuenta años. Podría ser que estas salinas proveyeran a los trashumantes de sal antes de embarcar
Lo más interesante de Alcuneza, en la actualidad, es el antiguo molino recuperado para hotel. Funcionó hasta hace pocos años, pero ya se sabe que la modernidad arrasa con todo, y ahora la sala de molturación y todas las demás dependencias, han pasado a hacer las delicias de clientes que pasan sus vacaciones entre jardín, spa y buen condumio, a dos pasos de la monumental Sigüenza.
En Horna, donde el huerto de Gumer, han restaurado la torre del reloj de sol. Frente a ella, la iglesia se halla medio arruinada. La arcada que da entrada está en el suelo, pero se mantiene una preciosa puerta con herrajes muy antiguos.
Con prontitud se entra en la provincia de Soria, por Torralba del Moral, donde una residencia de ancianos es cuidada por miembros de la orden religiosa propiciada por la vidente Amparo Cuevas. Nos hemos parado unos kilómetros más adelante a tomar unas cervezas, en el sitio más bonito y fresco que he visto en toda Soria: el nacimiento del arroyo de La Mentirosa, en Ambrona, considerado uno de los orígenes del río Jalón.
Hace casi veinte años lo visité por primera vez. Era un lugar agreste y agradable. Podría pensarse que, como sucede con frecuencia, la adecuación del entorno lo hubiera estropeado, pero no ha sido así. El nacimiento del arroyo se une, a pocos metros, al que forma los dos grandes caños canalizados hasta la fuente, y siguen juntos por arroyuelos hasta discurrir por debajo de un puentecillo de madera y buscar otros, aguas abajo, que forman el Jalón. Algo alejado, bajo una arboleda, han instalado mesas y cocinas que en nada entorpecen el discurrir del agua, y a un lado, un chiringuito, de nombre Los Álamos, donde puede tomarse unas cervezas bien frescas a precio de teleclub. Un verdadero reducto de frescor, en medio del secarral desértico que es el Sur de Soria.
Quise entrar en Yelo a saludar a Pedro, visita obligada. Gumer me dio la mala noticia de que había fallecido unos meses atrás. Entramos para saludar a su viuda, una joven mujer que le alivió los últimos cinco años de su vida haciéndole perder, a los ochenta años, su recalcitrante soltería. Carmen se llama. De aquella tienda de Pedro no queda absolutamente nada, sólo el espacio donde Carmen ha hecho un bar-casa de comidas completamente nuevo. Es el signo de los tiempos. No hay congrio seco, ni gallinas picoteando en la parte de afuera, ni sacos de legumbres y pimentón, ni aquella barra de madera donde los clientes tomaban un vaso de recio vino.
Hasta la próxima