Sarnago es ya un referente cultural en Tierras Altas. Hace casi veinte años, cuando lo visité para el trabajo sobre la despoblación, no podía imaginar lo que la Asociación de Sarnago, con José María Carrascosa al frente, sería capaz de conseguir. Lucha, constancia e ilusión han sido los ingredientes que han hecho posible logros como ir restaurando casas, el agua, mejorar algo el camino, mantener el museo etnográfico, editar tres revistas.
A este esfuerzo se ha unido Abel Hernández con su obra “Historias de la Alcarama” y ello ha sido un revulsivo más que ha arañado la neblina de los recuerdos y ha reunido en torno a ellos a los que se vieron obligados a abandonar sus casas, o a aquellos otros que, con mejor talante, se marcharon creyendo encontrar fuera de Sarnago una vida mejor, que tal vez lo haya sido, pero puede que el precio pagado por ello haya resultado elevado.
En el espacio de la plaza, conformada por una casona que perteneció a la familia de Abel y Delfín y la vieja escuela, rodeada por montes viejos, venerables y antiguas dehesas, sarnagueses emigrados, buenas gentes de Tierras Altas, y algunos visitantes, nos dimos cita, un año más, para acompañar a José María Carrascosa, a los miembros de la Asociación, y a Abel Hernández, en la presentación de la revista Sarnago nº 2, y en el libro –comparado ya con el buen hacer de la Generación Literaria del 98- “Historias de la Alcarama”, cuya foto de portada fue hecha por el fotógrafo soriano César Sanz, quien también tuvo palabras de elogio merecido para Abel. Anunció el autor una segunda parte, de la cual leyó un capítulo, emocionado y emocionante para los allí presentes.
La reunión finalizó con un ágape preparado por el Taller de Empleo de Alimentación Tradicional de Tierras Altas, cuando el calor feroz que padecemos este año en Soria, daba un respiro y la brisa a través de los montes traía ecos de culturas antiguas.
SARNAGO, soria-goig.com
A este esfuerzo se ha unido Abel Hernández con su obra “Historias de la Alcarama” y ello ha sido un revulsivo más que ha arañado la neblina de los recuerdos y ha reunido en torno a ellos a los que se vieron obligados a abandonar sus casas, o a aquellos otros que, con mejor talante, se marcharon creyendo encontrar fuera de Sarnago una vida mejor, que tal vez lo haya sido, pero puede que el precio pagado por ello haya resultado elevado.
En el espacio de la plaza, conformada por una casona que perteneció a la familia de Abel y Delfín y la vieja escuela, rodeada por montes viejos, venerables y antiguas dehesas, sarnagueses emigrados, buenas gentes de Tierras Altas, y algunos visitantes, nos dimos cita, un año más, para acompañar a José María Carrascosa, a los miembros de la Asociación, y a Abel Hernández, en la presentación de la revista Sarnago nº 2, y en el libro –comparado ya con el buen hacer de la Generación Literaria del 98- “Historias de la Alcarama”, cuya foto de portada fue hecha por el fotógrafo soriano César Sanz, quien también tuvo palabras de elogio merecido para Abel. Anunció el autor una segunda parte, de la cual leyó un capítulo, emocionado y emocionante para los allí presentes.
La reunión finalizó con un ágape preparado por el Taller de Empleo de Alimentación Tradicional de Tierras Altas, cuando el calor feroz que padecemos este año en Soria, daba un respiro y la brisa a través de los montes traía ecos de culturas antiguas.
SARNAGO, soria-goig.com