lunes, 13 de octubre de 2014

En Recuerda se vendimia




El pasado jueves, día 9, treinta y cuatro alumnos del Colegio de Santa Isabel, acompañados por sus cuidadores, fueron a Recuerda para vendimiar en la viña de los hermanos Marisa y Carlos Andrés. El tiempo respetó la actividad, y el agua sólo hizo acto de presencia cuando habíamos acabado de comer.
Uno de los mayores atractivos de Recuerda, además de la magnífica iglesia de San Bernabé, es el conjunto de bodegas, ciento cincuenta, y lagares, ya en mal estado, gestionados en su día por aparcería, a unos dos kilómetros del caserío. Están, como es natural, próximas a las tierras dedicadas a viñas, y tanto unas como las otras, son de propiedad particular de los vecinos de Recuerda. Cuando se llevó a cabo la encuesta para el Catastro del Marqués de la Ensenada, Recuerda, con 60 vecinos (entre ellos diez viudas), dedicaba 13 fanegas a viña, producía cada fanega 8 arrobas de vino (un total de casi mil doscientos litros) que se pagaba a 4 reales la arroba. Un siglo después, Pascual Madoz no referencia viñas para esta localidad.


Hubo en Recuerda una fábrica de anís que fabricaba las marcas Recuerda y Viva España y que funcionó hasta mediados del siglo XX.
Desde ese paraje hay una magnífica vista del pueblo y, al fondo, la mole del castillo de Gormaz. Entre uno y otro discurre el río Duero, a cuya orilla manan potentes manantiales. El paisaje es suave, sin alteraciones, con un horizonte amplio que permite una extensa, e intensa, visibilidad.
Los treinta y cuatro niños y niñas se emplearon a fondo, pese a disponer de unas herramientas poco apropiadas para la vendimia, como es lógico. Nos dijeron que algunos racimos se habían encenizado o, lo que es igual, habían contraído oídio, lo que no le restaba dulzor a las uvas, al menos para comer alguna en la propia viña. Carlos Andrés, y otro Carlos, el marido de Charo, nos fueron adiestrando en el arte de la vendimia, mostrándonos las zarceras, o respiraderos de las bodegas, el funcionamiento de la despalilladora para quitar el escobajo a la uva y, por fin, la salida del mosto, dulce y morado, que tanto muchachos como adultos, bebimos con verdadero placer, los adultos vino del año anterior, además.


Después de la particular vendimia, una buena comida en el salón que la Asociación Cultural de Recuerda tiene en el pueblo, completó la jornada, siempre en una armonía que hace de Recuerda el pueblo de la alegría, como les gusta llamarlo a sus habitantes.


Nuestro recuerdo y agradecimiento a todos ellos, también, y muy especialmente, para quienes no pudieron disfrutar de la jornada en las viñas por estar preparando la comida comunitaria.



domingo, 24 de agosto de 2014

Unión Musical de Dolores

¡Gracias, maestros!

A veces una no sabe qué calificativos utilizar para describir una situación. Hemos escrito mucho de Tierras Altas, del maestro Castelló y de su música, en especial de las piezas inspiradas en las tierras de esta provincia, pero los noventa minutos mágicos que se vivieron en Sarnago el pasado sábado, 24 de agosto, cuesta describirlos, y entonces una se da cuenta de que es bien cierto eso de que una imagen vale más que cien palabras, en casos como este especialmente.
La tarde acompañó, al principio lucía un sol casi molesto para el público que, en semicírculo, escuchaba, pero a medida que se iba ocultando, iluminando con rayos oblicuos una parte de la Sierra de la Alcarama, el paisaje acompañó, y de qué manera, a la última parte del concierto, esa que precisamente está inspirada en las tierras que el sol iba apagando poco a poco.
Suponemos, porque fue imposible acudir, que la actuación en la vecina villa de Fuentes de Magaña, el domingo, resultaría tan emocionante como la de Sarnago, y los fuentinos, igual que los sarnagueses, disfrutarían de una mañana tan mágica como la tarde anterior. No hubo tanta suerte el viernes, en Soria, ya que el concierto hubo de suspenderse a causa de una lluvia impertinente. También había muchas personas escuchando, en el precioso parque de Santa Clara, recuperado hace ya tiempo para la ciudad.

La ágora de Sarnago estaba repleta de personas llegadas de otros pueblos de alrededor –San Pedro, Oncala, Valtajeros, Fuentes de Magaña, Soria…- y el comentario de Dolores, sampedrana y bibliotecaria, “¡vaya semana que se han montado los de Sarnago!”, reflejaba el sentir de muchos de los que allí nos encontrábamos.
Los tres conciertos lo fueron gracias al buen hacer, y a la generosidad, de la Unión Musical de Dolores (Alicante), que llegaron, en dos autocares, desde ese pueblo de la Vega Baja del Segura. Suponemos que Manuel Castelló les habría informado de las características climatológicas de esta tierra, tan diferentes de las suyas, tan mediterráneas.
Los orígenes de esta unión musical se remontan al año 1885, pero se comienzan a tener datos de ella a partir de 1932. En lo que va de siglo han recibido numerosos premios, entre los que cabe destacar el primero del Certamen Provincial Diputación de Alicante. El primero de Entrada de Bandas Hogueras de San Juan. El segundo en el XX Certamen Nacional de Bandas de Música “Ciudad de Murcia”. Y el tercero del Certamen de Bandas de la Comunidad Valenciana.
Cincuenta y cinco músicos, dirigidos por la batuta de Víctor Manuel Cano Pérez, hicieron las delicias de todos los que escucharon el programa:
Requiebros, de Manuel Castelló Rizo
El trust de los tenorios, de José Serrano
Vodevil, de P. Schifel
Euterpe, de Francisco García Muñoz
Por Tierras Altas, de Manuel Castelló
Cantos de la Alcarama, de Manuel Castelló

Las tres actuaciones fueron posibles, además de por la generosidad de La Unión Musical de Dolores, por la organización de los ayuntamientos de Soria y Fuentes de Magaña, y de la Asociación de Amigos de Sarnago, y la colaboración del Ayuntamiento de San Pedro Manrique, la Mancomunidad de Tierras Altas y la Casa Rural Ruta de las Fuentes. Y, por supuesto, con la colaboración de todos y cada uno de los habitantes de Fuentes de Magaña y Sarnago. Y el inductor de todo, el maestro Manuel Castelló Rizo.

No podemos dejar de nombrar, porque les vimos sudar, a quienes, mientras muchos nos deleitábamos con la música y el sol iluminando la Alcarama, pasaban calor en la cocina, asando a la brasa el condumio que se serviría al finalizar el acto para, al menos, ciento cincuenta personas.

sábado, 16 de agosto de 2014

Las Móndidas en La Ventosa de San Pedro



La fiesta de las Móndidas, rememoración de otras paganas en honor de la diosa Ceres, o de la naturaleza en general, cristianizadas después, y envueltas en la leyenda de la ofrenda de cien doncellas al rey astur Mauregato, se siguen celebrando en algunas localidades de Tierras Altas, pese a la sangrante despoblación. Otras se perdieron irremediablemente, como las que, según las Ordenanzas de Vinuesa de principio del siglo XVI, debían celebrarse en ese lugar pinariego, según se desprende de una ordenanza que regula el papel de la monda y, más concretamente, la entrega del arbujuelo al preboste.






domingo, 3 de agosto de 2014

Almarza, el mercado de El Valle


El pasado domingo, 27 de julio, la localidad de Almarza celebró la XIII edición del mercado tradicional, que tiene su origen en el que celebraba los sábados y donde acudían a realizar sus transacciones comerciales los habitantes de los pueblos de alrededor, de la comarca de El Valle, y hasta los pueblos del norte de la Sierra del Alba, según nos contaron en Valloria el año pasado.

A lo largo del día, el numeroso público que acudió a este hermoso rincón de Soria, pudo adquirir productos de alimentación y artesanía en los casi cien puestos que ocupaban el espacio destinado a mercado, pero también, observar a los artesanos de cantería, barro, forja, pleita, y cestería trabajando en sus oficios a fin de que todos, mayores y pequeños, pudieran comprender cómo fue el mundo rural hasta hace apenas cincuenta años.
Niñas danzantes de la provincia hermana de Burgos, concretamente de Quintanar de la Sierra y Vilviestre del Pinar, bailaron de manera similar a como lo hacían, y en algunos lo siguen haciendo, en pueblos de Soria. Se mostró la indumentaria de la época con el asesoramiento de Esther Vallejo, experta que tiene en su haber publicaciones sobre el tema. Hubo también corte de troncos y, a lo largo del día, en la planta baja del Ayuntamiento, una exposición del pintor soriano Luis Alberto Romero.

Un día festivo en todos los sentidos, que estuvo acompañado de ese sol y calor tan apreciado en las frías tierras de Soria.
Algunos apuntes sobre Almarza

Se ubica entre las sierras del Alba, Montes Claros y Tabanera, a 1153 metros de altitud. Discurre por su término el río Tera, una vez que el río Arguijo, abundante de caudal a partir de los deshielos, haya dejado en él sus aguas. Abunda la vegetación propia de montaña y destaca, entre ella, parte del acebal de Garagüeta, en el término de Gallinero.
Perteneció a la Comunidad de Villa y Tierra de Soria, Sexmo de Tera. A mediados del siglo XVIII, solamente en Almarza, estaban censados 108 vecinos que se ocupaban de alrededor de tres mil cabezas de ganado lanar y trescientas setenta de cabrío. La importancia de Almarza radicaba en que por su término discurría la Cañada Real Soriana Oriental, y aunque no se dedicaban sus vecinos a la trashumancia como actividad principal, sus prados eran utilizados para los rebaños que discurrían, especialmente y para la zona, de La Póbeda y otras zonas de Tierras Altas. Por los pueblos que en la actualidad conforman su municipio, tuvieron propiedades nobles como los Vadillo, Guendulain, Medrano (que acabarían obteniendo el condado de Torrubia con casa solar en San Gregorio), Vinuesa, y otros, pese a que Almarza fue siempre de realengo.
Como capital de todo el Valle de Tera, llegó a tener, en el siglo XVIII, ocho molinos harineros, dos mesones, y “un hospital para el hospedaje de pobres mendigos transeúntes y amparo y socorro de los que llegan a él impedidos hasta la traslación a otros lugares”. (Catastro de la Ensenada).
En la actualidad agrupa a los pueblos de Cubo de la Sierra, Espejo de Tera, Gallinero, Matute de la Sierra, Portelárbol, San Andrés de Soria, Segoviela, Sepúlveda de la Sierra y Tera. Todos estos pueblos suman 626 habitantes, un tercio de los más de mil ochocientos que sumaban en 1950.
Por esos años cincuenta, y según el censo de industria conservado en el Archivo Histórico Provincial de Soria, contaba Almarza con dos molinos con saltos de agua, propiedad de Nemesio Gil. Otro molino, salto de agua y fábrica de luz, propiedad de Vicente Almarza. Un salto de agua propiedad de Pedro González. Y un molino de centeno, de Pedro García.

Feriantes, mercaderes y transeúntes podían alojarse en el parador de Carlos Jiménez, o en cualquiera de las cinco posadas, en las que figuraban como propietarios Angel Córdoba, Nemesio Gil, Cirilo Muñoz, Vicenta Gómez y Saturnino Gómez. O en la casa de huéspedes de Anastasia Gil San Martín.
Había también dos tabernas, de Cirilo Muñoz una y la otra de Luciano Hernández, y un café de Agustín Gil. Dos confiterías, una de la viuda de Félix Martínez y la otra de Victoriano Larrad. Amasadora y horno de pan de Benito Marín.

Los oficios registrados en el censo referido, eran los de hojalatería, Maximino Ruiz. Máquina de afilar tijeras, de Patricio Larrad. Sastre, Francisco García. Y carpintero, Julio Sanz. Expendedor de huevos. Venta de mantas, frutas, harinas y gasolina. Almacenes de madera y cereal. Quincalleros y ultramarinos, en fin, un pueblo donde se abastecían los habitantes de una extensa e interesante comarca.

De aquellos años, han mantenido el interés por su historia, que se ve reflejado, tanto en el mercado anual como en las tradiciones que todavía, año a año, recrean y festejan. El Traslado del Arca, el día de Reyes. La Romería de los Santos Nuevos, el primer domingo de julio. La procesión de las hogueras, el Viernes Santo. Mantienen también, en San Andrés, un magnífico museo etnológico.


lunes, 21 de julio de 2014

Literatura y Música en Fuentes de Magaña

Foto del facebook de Fuentes de Magaña
Con el otoño a un lado y el verano al otro, según J.A. González Sainz, con quien todos estuvimos de acuerdo, nos reunimos el sábado, 19 de julio, en el hospitalario pueblo –villa, es villa- de Fuentes de Magaña. Nos acompañó un viento que lamento no recordar el nombre dado por una señora, no lo apunté, pero dijo que venía del suroeste, o sea, el ábrego, aunque ella le dio otro nombre aún más sonoro.

Se trataba del I Encuentro Literario y de Canción de Autor. El promotor de la idea fue el alcalde de Fuentes de Magaña, Dionisio Martínez Valer, empeñado en la lucha contra la despoblación de su lugar de nacimiento, dispuesto a conseguir que Fuentes de Magaña sea conocido fuera de los límites de Tierras Altas, e inaccesible al desaliento. Albergue, casa rural, la maqueta de dinosaurio más larga, ruta de fuentes, actividades culturales, todo le parece poco para ese lugar habitado por personas entrañables, entre las que es necesario destacar a las hermanas Llorente.

El sábado quiso homenajear a los escritores sorianos y lo hizo en las personas de José Ángel González Sainz, Fermín Herrero, Julio Izquierdo, José María Martínez Laseca, Abel Hernández (quien excusó su ausencia), e Isabel Goig. Estuvimos muy bien acompañados por los canta autores Javier Batanero, Javier Bergia, Begoña Olavide, Ismael de la Torre, Folkimia (Noriega, Crespo), Guille Tejeirous, y Fran Rojas. Algunos de ellos había musicado poemas o retazos de relatos de los escritores presentes. Resultó bonito y, particularmente, emocionante.

El acto concluyó con un concierto de Javier Bergia y Begoña Olavide, acompañada de un salterio muy antiguo restaurado para sus manos que compiten en talento con su voz.

La jornada fue moderada por Ramón Moiño, de la radio de Manzanares El Real, quien también se ocupó de su grabación.


sábado, 24 de mayo de 2014

La Romería de la Virgen del Remedio, en Noviercas


Parece como si la Virgen del Remedio, a cuya imagen se le solicita lluvia en las Letanías (Que en otros tiempos pasados/tan tristes como hasta hoy/remediaste la sequía/que asolaba al labrador.), hubiera detenido, el sábado 24 de mayo, precisamente la lluvia para que los fieles pudieran celebrar su romería.
Y allí estaban los noviercanos, llegados de sus lugares de residencia, para, aprovechando la celebración, pasar un día en las praderas que rodean el santuario. Un paraje precioso, al pie de la Sierra del Toranzo, regado por el río Araviana, con la vegetación primaveral, rebollo y espino en abundancia, verde, joven y brillante, adornando un entorno donde no falta la leyenda, como la de los Siete Infantes de Lara.

Haremos un inciso para sugerir a todos aquellos que visiten nuestra provincia, de la necesidad de salir de los pueblos y buscar parajes de alrededor, ríos y sus cañones y, especialmente, aquellos en los que haya ermita o santuario. Pues si bien algunos pueblos se encuentran en verdadero estado de abandono (no es el caso de Noviercas, cuyo caserío conserva suficientes y variados atractivos), al salir de sus límites y buscar esos espacios se van a encontrar con sorpresas.
Es lo que vamos a hallar a siete kilómetros de Noviercas, dirección Ólvega, alrededor de la ermita de la Virgen del Remedio, una vez que se haya paseado por la villa y visitado el torreón, el Museo de Bécquer, la casa de Casta, su esposa, el gran lavadero y fuente, y todo lo demás que allí hay que ver.
Un largo puente sobre el río Araviana, también llamado Torreambril, conduce hasta el templo, perfectamente conservado, que alberga la imagen relativamente moderna de la Virgen de los Remedios, sobre unas andas hechas por Santiago Escribano en la segunda mitad de la década de los noventa, cuando fueron mayordomos el periodista Juan Carlos Hervás y su mujer, Carmen Moñux, natural de Noviercas.

Tuvo santero la ermita, precisamente Pablo Raposo, quien después pasaría a cuidar la de San Saturio, en Soria, alcanzando cierta notoriedad. Un añadido en el lateral del templo sirve para reuniones de mayordomos y autoridades, como hemos visto en otras ermitas de Soria, incluida la referida de San Saturio.
Hubo procesión con insignias, subasta de banzos (alguno de los cuales subió a trescientos euros) misa con actuación de un grupo de jóvenes, y canto de letanías. Finalizados los actos religiosos, los mayordomos obsequiaron a los asistentes con un refresco, como llaman en Soria a este tipo de refrigerios, y venta de las roscas de la Virgen, que antes, suponemos, hacían las mujeres en casa para después ser subastadas, más tarde sería la panadería de Noviercas, y ahora ya, con la pérdida de tantos comercios, que no cesa, se encarga la Panadería Omeñaca, de Ágreda.

Noviercas cuenta con varias ermitas en su término: San Vicente, San Antonio, San Roque, Virgen de la Soledad, Virgen de la Blanca y la del Remedio. Suponemos que la Soledad será un humilladero y otras se corresponderán con alguno de los despoblados cuyas tierras hoy pertenecen al municipio de Noviercas. El padre Gonzalo Martínez, en su “Las Comunidades de Villa y Tierra de la Extremadura Castellana”, contabiliza seis despoblados: Cabezuelos, Cerralbo (que podría ser también Cerrillo), La Laguna, Lagunas labradas, Sequeruelo (ahora paraje de Torrecilla alta), y Torre de Ambril.

No extraña este número de antaño pueblos habitados, dado que, por un lado, Noviercas tiene en la actualidad un término muy extenso y, por otro, ha sido tierra de abundancia de ganado lanar que pastaba los veranos en tierras del Ebro, especialmente en Navarra.

La romería de la Virgen del Remedio, conocida popularmente como “La Letanía”, se celebra ocho días antes del de la Ascensión, que a su vez se conmemora cuarenta días después del Domingo de Resurrección.

jueves, 1 de mayo de 2014

Adiós a la señora Isabel Soriano


Fuimos a Montenegro de Cameros para ver y fotografiar la quema del Judas y, como todas las veces que hemos ido a ese precioso pueblo de Cameros, el único que permanece en la provincia de Soria, nos dirigimos en primer lugar al ahora pequeño bar, antes lugar donde se podía comer o descansar. Nuestro propósito primero, el que nos acompañó todo el camino, era saludar a la señora Isabel.
Y nos sucedió como tantas otras veces, la señora Isabel ya no estaba, había fallecido un año antes, nos dijo su hija, que lleva su mismo nombre. Siempre la misma sensación, la de haber perdido una gran persona que albergaba la sabiduría que había ido adquiriendo y la que le había sido transmitida oralmente.
Isabel Soriano Gómez nos había atendido, tanto en persona como por teléfono, cada vez que habíamos necesitado cualquier información, ya fuera sobre guisos típicos (aquellas recetas de menestra y de cocido), ya sobre el esquilo, o los efectos curativos de las hierbas. Y lo había hecho con la sencillez y la amabilidad que muestran las personas mayores, sin darse siquiera cuenta de que gracias a ellas los que venimos detrás podemos hacer nuestro trabajo, estudiar las costumbres, mantener vivas las tradiciones, y escribir aquellas que han sido orales durante siglos.
Gracias, señora Isabel, por todo lo que nos aportó. Ver la quema del Judas fue muy interesante, pero amarga por la ausencia de usted. Con su ida se ha apagado un mundo completo de experiencias y sensaciones, de conocimientos que sabía transmitir muy bien. La generación de usted fue la última que supo guardar la esencia de un mundo rural autosuficiente, lleno de contenido y de valores.


jueves, 24 de abril de 2014

Día del Libro en IBERCOSAS




El 23 de abril por la tarde, Día del Libro, Rubén y María, de IBERCOSAS, un coqueto y sin embargo interesante establecimiento instalado desde hace poco más de un año en la plaza de San Clemente, organizó una lectura poética. Me trajo a la memoria una librería que llegaría a ser representativa de la Cultura y el Arte hasta bien entrados los años ochenta, me refiero a la de Antonio Ruiz, padre, en la avenida de Navarra. Salieron de aquel pequeño recinto interesantes proyectos que llegaban a convertirse en hechos, como el Salón del Toro y la editorial SAAS, por poner sólo dos ejemplos.
Las poetas Susana Gómez Redondo, Mari Cruz Galatas, y Carmen Ruth Boíllos, leyeron algunos de sus poemas, y Josefina Moreno hizo de rapsoda con Miguel Hernández y Gustavo Adolfo Bécquer. También se escuchó uno de Ismael Boíllos, quien recientemente ha visto publicado “Pretérito Imperfecto”.
Susana Gómez es autora de varios libros, entre ellos el dedicado al mundo infantil, “Rímame mucho”, ilustrado por su hermana Lola. Carmen Ruth publicó, el pasado año, su poemario “Quejido y ternura”, de donde leyó algunos de los poemas que lo componen.

Fue un rato agradable para conmemorar el Día del Libro, efemérides que no acaba de cuajar en una ciudad como Soria, donde tantos y tan buenos poetas se han inspirado y han dejado para la posteridad obras mundialmente reconocidas.  Evento que es necesario agradecer a Rubén y María.

lunes, 21 de abril de 2014

La Quema del Judas


Fotos: Leonor Lahoz y Nuria Lahoz

El rito
Como sucede con la mayoría de los ritos que se practicaron durante siglos, algunos de los cuales se siguen ejerciendo todavía, los estudiosos no se ponen de acuerdo sobre el origen de los mismos. La cristianización de ellos vino a complicar las cosas. Hechos sencillos y populares, homenajes a la naturaleza que se daban en todas las culturas, festejos para recibir el buen tiempo a la vez que se despedía el frío, fueron revestidos de religiosidad, no ya cristiana, sino pomposamente católica, obligando a los estudiosos a despojar el rito de todos los aditamentos para poder llegar a la esencia de él.
Para comprender muchos de los ritos es necesario acudir a la obra que escribió el antropólogo escocés James George Frazer (1854-1941), “La Rama Dorada”. En este exhaustivo estudio, con abundantes referencias a Europa Central y Francia, Frazer se esfuerza en demostrar que la mayoría de las conmemoraciones no son otra cosa que festejos en honor de la naturaleza, dirigidos a buscar buenas cosechas, teoría con la cual están de acuerdo la mayoría de los estudiosos, excepto la Iglesia Católica.
En el caso de la Quema del Judas, que no deja de ser una hoguera achicharrada rápidamente ya que el combustible es paja, se daban todos los elementos para su cristianización. Se trataba de hacer la quema el Sábado de Gloria y nombrar Judas al pelele, con lo cual se quemaba en efigie al traidor que vendió a Jesucristo por treinta monedas.
Frazer recoge esta costumbre en algunos pueblos de la Alta Franconia. También allí llamaban Judas al pelele y lo quemaban el Sábado de Pascua en el cementerio. Pero después guardaban los tizones para plantarlos en las tierras de labor el día de Walpurgis, también llamado Día de las Brujas, con el fin de obtener buenas cosechas. En otro pueblo de la Alta Baviera competían sólo los hombres para llegar el primero a prender fuego al muñeco, proeza que era premiada por las mujeres, en la puerta de la iglesia, con huevos de colores. Aquí, el objeto de la ceremonia era librarse del granizo.


José María Domínguez Moreno (1) apunta que algunos ven “ecos de prácticas judeo-inquisitoriales”, aunque también la aniquilación del invierno y la bienvenida a la primavera. En Cabezuela del Valle (Cáceres) al pelele se le coloca la cabeza de calabaza hueca y barba rojiza. De un brazo cuelga la bolsa con treinta monedas. Se le pasea sobre un tractor por las calles y los niños van cantando “Judas Iscariote/mató a su padre/con un garrote”. La quema tiene lugar el sábado de Gloria, después de las doce de la noche, cuando se le prende fuego una vez que se ha colgado en medio de una calle. Como lleva petardos dentro, se prepara gran estrépito. En algunos pueblos son los escolares los encargados de todo el proceso, en otros los quintos, y en el Valle del Jerte las peñas, así que cada peña tiene su Judas.


En algunos pueblos de Soria

Cuando preparábamos la edición de “Soria, pueblo a pueblo”, nos dieron en Almajano una fotocopia del periódico el Avisador Numantino, sin fecha, donde se reportajeaba la costumbre de celebrar la fiesta del prendimiento de Judas, cada siete años.
“A las dos de la tarde suenan las cornetas y numerosos disparos anuncian el comienzo de las fiestas. “Judas” hace ya varias horas que se halla oculto en los montes, donde ha de hacerse el simulacro de su persecución y captura. Al mando de un joven que hace de general jefe salen treinta y dos números, soldados de caballería, verdaderos lanceros con soberbias jacas enjaezadas. Otros veinte números de infantería recorren el sitio denominado “las Lastrillas”. Numeroso público invade aquellos campos a presenciar la batalla campal, donde flamea la bandera española. Dura el simulacro un par de horas entre las carreras tras el Judas, quien dispara contra sus adversarios, y a quien tiran a quemarropa. Cuando es capturado le llevan al pueblo, en cuya plaza principal, rodeado de la tropa, se exhibe y se cuentan sus diabluras. El Judas se vuelve a escapar y cogido nuevamente lo someten a una estricta prisión, hasta el lunes que es ejecutado en la plaza ante las multitudes”.
Aunque el significado católico de esa representación sea el mismo que la quema del Judas, en este caso era más teatral, como sucede en Burgos y en algunos de sus pueblos, donde llevan a cabo la llamada “Función del Judas”.
En Cabrejas del Pinar, según relata Benjamín Oter (2) en el año 1935, existía la costumbre que estamos tratando:
“… vamos a la cumbre de una montaña provistos de hachas y como allí hay abundante leña, los mayores cortamos y los demás la llevan al sitio que previamente elegimos para después quemarla. Lo primero que cortamos es una vara larga que llamamos “abuela” y alrededor de ella ponemos el resto de la leña. Cuando comprendemos que hay bastante, al anochecer le damos fuego y la gente del pueblo presencia desde sus casas el espectáculo. Mientras se consume la leña de la hoguera nosotros cantamos lo que sigue alrededor de ella y después nos venimos a casa tan contentos:
San Simón y Judas Iscariote
mató a Jesucristo con un garrote
a su madre con una vara
y aún decía que no era nada”.

Son muchos los pueblos sorianos que mantuvieron esta costumbre perdida, como casi todas, a causa de la despoblación. Por ejemplo en Utrilla seguían quemando en 1996, el Sábado de Gloria, un pelele al que le habían introducido petardos. También en Los Villares, Valtajeros, Yelo, Taroda…


Montenegro de Cameros

Este año de 2014 hemos tenido ocasión de presenciar la Quema del Judas en Montenegro de Cameros, bellísima población del Norte de Soria, única tierra de Cameros que en la actualidad pertenece a la provincia.
Fue posible gracias a la Asociación de Vecinos y Amigos de Montenegro de Cameros que lo representa por tercera vez desde su fundación. Tuvo lugar el Domingo de Resurrección, pasado el medio día, y pese a lo desagradable del tiempo, que nos dejó, a la ida, algunos copos de nieve en el puerto de Santa Inés.

El acto había sido preparado con esmero, en un pradillo, delante de una nave que formaba parte también del rito, ya que en ella se había instalado un mercadillo con libros y otros objetos que los vecinos donaron. Se trataba de obtener algunos ingresos para comprar sillas que acompañaran a las mesas adquiridas con la recaudación de otros actos anteriores.
A la entrada, vestido con mono azul y sombrero de paja, podía verse el Judas y, prendidos con alfileres, papeles donde se habían escrito deseos de los asistentes, de concordia y paz casi todos.
El fuego apenas duró unos minutos y culminó con aplausos de los asistentes y, como es habitual en los pueblos de Soria, el salto sobre las últimas llamas por parte de la chiquillería. Nos dijeron que antes, cuando la población no había perdido casi a todos sus componentes, se hacía en otro lugar, cercano a este, por la chavalería de la escuela.

Unas grandes sartenes de migas pastoriles fueron repartidas entre los asistentes. Exquisitas como no podía ser de otra forma estando, como estábamos, en plena sierra de trashumancia.
Es muy necesario agradecer a la Asociación la organización de estos eventos que tienen lugar, además del Domingo de Resurrección con la Quema del Judas, en octubre con una marcha por los montes de Montenegro y alrededores, y en Navidad con chocolatada y churros “hechos en casa”, como apuntó Manuel José Elías, presidente de la Asociación.




(1)  Domínguez Moreno, José María. “El tiempo de la Pasión en la provincia de Cáceres”. Revista de Folklore nº 184. 1996.
(2)  Vida Escolar. Cuadernos de trabajos redactados, dibujados e impresos por los niños de la Escuela Nacional de Cabrejas del Pinar (Soria) (1931-1952). El maestro, Bernabé de Pedro. Escrito por Benjamín Oter (13 años)


domingo, 23 de febrero de 2014

Noviercas, años cincuenta

Alfonso García recordando viejos tiempos
Fotos: Leonor Lahoz

Con el Moncayo avizor, Noviercas y sus 179 habitantes según el último censo, reciben a sus gentes y a los que arriban a visitarles, con una calidez que contrarresta el frío lanzado por la cumbre nevada del monte más alto del Sistema Ibérico.
La atalaya altomedieval, el recuerdo de Bécquer y Casta, la mole de la iglesia, la leyenda de los Infantes de Lara, las lagunas, las numerosas ermitas, las piedras enormes en jambas y dinteles, las columnas del pórtico del Ayuntamiento, todo habla de una grandeza que, poco a poco, va difuminándose en el tiempo. Conscientes de ellos, los noviercanos han creado una asociación cultural, “Nueva elevada”, con la pretensión de conservar lo que todavía queda y de revivir aquello que pueda seguir perdiéndose.
Vestido a la usanza de aquellos años
Una de esas actividades, etnografía y recuerdo, tuvo lugar el pasado sábado, día 22 de febrero. Se trataba de rememorar una fiesta de quintos, tal y como se hacía en los años cincuenta. Los quintos eran los mozos que ya estaban avisados para irse a servir a la Patria, servicio militar, o vulgo mili, que por aquel entonces podía llegar a durar hasta tres años en la vida de un joven de veintiuno. Se trataba pues de un trance duro y fundamental en la vida de los hombres. Así que no resulta raro que lo celebraran entre el temor a la ausencia y la curiosidad por saber qué les iba a deparar esta larga ausencia, en ocasiones a muchos kilómetros de distancia del pueblo y, por lo tanto, de la familia, los amigos y la novia, si la tenía.
A rondar a las mozas
La primera celebración que los mozos, ya quintos, habían celebrado unos años antes, era la entrada a mozo, que tenía lugar entre los 14 y los 16 años, según lugares. Esta entrada a mozo, que debían pagar a modo de impuesto festivo, ya en dinero, ya en vino, era más esperanzadora que la fiesta de los quintos.
En el lavadero bailando.
Alfonso García, de 89 años, el más viejo del pueblo como dice él mismo, aunque viven mujeres de más edad, nos explicó que en los años cuarenta, cuando él entró en quintas, eran trece los jóvenes en la misma situación. Como era costumbre, fueron los encargados de organizar las fiestas de Carnaval. El Jueves Lardero iban por las casas pidiendo para los quintos –la gallofa es el nombre que le dan en muchos lugares de Soria- y debían estar atentas las mujeres para que no se extraviara alguna vuelta de chorizo de la despensa o alguna gallina del corral, todo ello en plan festivo y sin consecuencias. Hasta el lunes disfrutaban los quintos de unos días que tardarían tres años en volver a celebrarlos. El lunes acudían con la rondalla hasta el lavadero, donde mujeres y mozas lavaban la ropa, para rondarlas y echar unos bailes.
El viejo lavadero.
Y estas costumbres, condensadas en una tarde, fueron las que revivieron los noviercanos el pasado sábado. Todos iban vestidos como hace más de sesenta años: calzones de pana, albarcas algunos y boinas para ellos. Vestidos por la media pierna, chales de ganchillo y pañuelos en la cabeza para ellas. Tirantes para los niños, y unos zancos que en la época, ante la falta de recursos económicos, se hacían con latas de conserva atravesadas por una cuerda. Encendieron una luminaria en la plaza, rondaron con canciones de la época en las que abundaban –como en toda la provincia- las jotas y bajaron hasta el gran lavadero cara al sol, donde las mujeres lavaban como antes, con jabón hecho en casa y tal vez en Noviercas también blanquearan con ceniza colada, para rondarlas y requerirlas de bailes.
Pidiendo para los quintos.
Después, recorrieron el pueblo pidiendo a las mujeres, las guardianas de todo lo doméstico, las viandas para los quintos. Fueron generosas, llenaron el carro y los quintos colocaban un papel donde se podía leer “Pagó”. Después, las ascuas sirvieron para asar lo crudo y calentar las tortillas que habían sido regaladas.
Nadie se escapaba de pagar la gallofa.
Seguro que la fiesta seguiría hasta bien entrada la noche. Estas demostraciones deberían repetirse y hacerlo con la verosimilitud de la fiesta de quintos de Noviercas. Resulta emocionante, cuando se hace bien como es el caso, revivir aquellos años de los que sólo conocemos por aquello que nos cuentan.




 José Félix con los zancos nuevos de tiempos viejos hechos por él.

El maestro Castelló dedica otra obra a las Tierras Altas de Soria

Manuel Castelló, en Sarnago, entre Boni Pérez y Pepe Sanz

El compositor de música y director de orquesta Manuel Castelló Rizo ha fijado de nuevo sus ojos en las Tierras Altas de Soria, para componer música. El alicantino de Agost, casado con una soriana, y unido a estas tierras por un cariño incondicional, dará a conocer esta obra el día 9 de marzo, a las doce de la mañana, en Monforte del Cid, municipio alicantino próximo al suyo de nacimiento, al que le unen, según el propio compositor, lazos de profunda amistad.
Son ya muchas las obras que Manuel Castelló ha dedicado a Soria y su provincia, entre ellas la musicalización de unos poemas de Bernabé Herrero. Pero son las Tierras Altas aquellas que más le han cautivado, como nos ha sucedido a tantos otros. Este hombre afable y entrañable, generoso donde los haya, dejará para la posteridad un legado musical como nunca se haya hecho. Si muchos nos hemos ocupado en plasmar sensaciones y emociones en forma de literatura, poesía y pintura, muy pocos, excepción hecha de los autores de las canciones sanjuaneras, se había ocupado de un arte tan esencial como la Música. Castelló lleva años haciéndolo, los reconocimientos han sido pocos, aunque desde luego tiene los de los pueblos donde se ha inspirado que son, al fin y a la postre, los más importantes, aquellos que de verdad llegan al corazón. Los políticos pasan, el pueblo permanece.
En esta ocasión, el maestro Castelló ha dedicado esta obra a José María Carrascosa e Isabel Goig. Estoy segura de hablar también por boca de José Mari si digo que, tanto él como yo, nos sentimos profundamente honrados por la generosidad de este compositor, y recibimos la dedicación con la alegría que él se merece. Sin falsa modestia. Tener amigos como él es una distinción.
Isabel Goig
El río Linares a su paso por Cornago

DOBLE CONCIERTO EN SI BEMOL “In modo antiquo”.                                     
Para cuerno de caza en si bemol agudo y trompeta, con acompañamiento de orquesta

Obra escrita en modo antiguo, como se indica en el subtítulo, inspirada en la comarca de Tierras Altas de Soria, allí “Donde la vieja Castilla se acaba”. Tanto su concepción, temas, giros melódicos, harmonías… pertenecen a tiempos pretéritos sin descartar algún que otro atisbo delatando que la obra está escrita por un músico actual  en el siglo XXI.
I.- “En Diustes” (Vocalización). Después de visitar la villa medieval de Yanguas, su castillo, su camino celtibérico (posteriormente calzada romana que unía Numancia con Calahorra), la iglesia  de santa María y torre de san Miguel ambos góticos,  preñados todos de historia, enfilo el camino con destino a otro de los pueblos de la Sierra, “Santa Cruz de Yanguas”.
Por una estrecha carretera que apenas cabía el coche voy atravesando barrancos y cerros, pueblos totalmente abandonados envueltos en zarzas y maleza que les hacía casi invisibles desde la carretera. En una de las innumerables curvas, siempre cuesta arriba, me encuentro con un inmenso rastrojal, allí en barbecho había una llanada inmensa cuyos trigos habían sido segados; estábamos a mediados de Septiembre. Grandes montones de paja apilados delataban que la cosecha había sido buenísima; aquí y allá montones apilados de madera de roble, haya y encina, los árboles autóctonos de la zona; también grandes troncos de madera de pino, chopo y álamo apilados y limpios, dispuestos para ser transportados a las madereras para su posterior transformación en muebles, enseres o pasta de papel. De repente, se acaba la carretera asfaltada  y me encuentro con un riachuelo flanqueado por grandes álamos y de los bordes del camino vuelan infinidad de jilgueros, nunca había visto tantos en la provincia de Soria. Los árboles del monte cercano con sus otoñales hojas poseían un policromado apabullante, rojos, amarillos ocres… y el riachuelo cantando a mi izquierda, un cartel me anuncia “DIUSTES” estaba a 1200 m. de altitud y esperaba encontrarme con un núcleo habitado, pero no fue así, el pueblo estaba casi deshabitado, sólo cinco personas lo habitaban, no obstante poseía una bella iglesia gótica. A la salida del pueblo un estrecho puente romano me anuncia que ya no se podía circular puesto que seguía la misma senda celtibérica que había dejado 8 kilómetros atrás en Yanguas. Bajé del automóvil y me recreé en el entorno, aquel rojo que veía en las hojas de los árboles era un inmenso hayedo, no pensé encontrarme con tanta belleza en lugares tan inhóspitos, quedé anonadado y me prometí intentar plasmarlo en el pentagrama. Regresé sobre mis pasos al lugar de origen y enfilé otra ruta para llegar a Santa Cruz de Yanguas, por Villar del Río.
Las vocalizaciones del cuerno de caza quieren reflejar aquella belleza natural, pura, salvaje de Diustes y su hayedo.
II.- “Marcha” (Por el camino de los yangüeses). Es un tiempo de marcha inspirada en ese camino que atravesaba las tierras de Castilla tantas  veces hollado por los carreteros  yangüeses y que es citado por Cervantes en el Quijote.    
  Diustes
III. – “Entre el Linares y el Cidacos” (Evocación). Es un tema romántico inspirado en la recreación de la sierra por donde nacen y discurren los dos ríos castellanos Linares y Cidacos, que se convierten en riojanos vertiendo sus aguas en el Ebro después de regar las fértiles huertas de Arnedo y Calahorra (la Calagurris romana). Con esta romántica “Evocación” recuerdo a modo de homenaje a cuantos como un servidor, han paseado caminos, sendas y veredas y aman “La Sierra del Alba”, a ellos: Pepe Sanz (rapsoda), César Sanz (fotógrafo), Avelino Hernández (literato), Isabel Goig (escritora), José Mari Carrascosa (incombustible trabajador por la sierra) y tantos otros que bregan a diario por que la sierra no quede totalmente abandonada. Esas personas totalmente anónimas, pero imprescindibles, que sería harto complicado enumerar.        
IV. – “La Montería” (Por la sierra de la Alcarama). En este tiempo recreo una jornada de caza por la sierra entre Sarnago y San Pedro Manrique. Allí entre robles, encinas, jaras, zarzas, enebros, pinares y acebos corren galgos y mastines persiguiendo sin tregua a corzos, jabalíes y venados, seguidos por cazadores y alentados por los toques característicos de los cuernos de caza.
La obra está dedicada a mis amigos Isabel Goig y José María Carrascosa dos grandes enamorados de la “Sierra del Alba”, de sus pueblos, usos y costumbres. 
Manuel Castelló