Ha sido precisamente este año, cuando se cumplían cuarenta de la constitución de la Asociación de Amigos de Sarnago, cuando no ha sido posible disfrutar de ese espectáculo intimista y a la vez universal (gracias a la capacidad de los sarnagueses para enseñar al mundo sus tradiciones), como son las Móndidas y el Mozo del Ramo. Esa tradición singular que en más de una ocasión hemos comparado con las procesiones de la Sicilia interior filmadas por Coppola. Esas fiestas significan más que la misa, procesión, cuarteras, etc. Significan el encuentro entre sarnagueses, las comidas comunitarias, el relatar cómo y qué ha sido el año transcurrido, la comunión, en definitiva, como participación en lo común.
Pero ¿han estado los sarnagueses aletargados esperando que ese indeseable visitante se destruya? No. Como diría un pedante que no sabe muy bien lo que dice o quiere decir, no está en el ADN de los sarnagueses la inactividad. Todo lo contrario. Ellos, los sarnagueses, llevan años comportándose como un circuito que se retroalimenta. Ni una medida de la energía se pierde.
Mascarilla al rostro, distancia solamente física, y manos a la obra. Con el paso de los años, los sarnagueses fueron adaptándose a las necesidades que se iban presentando. Agua, luz, accesos y ahora, acorde con los tiempos, instalación de Internet con acceso mediante Wifi. Este año marcado por el virus, con más precauciones de lo habitual, ha habido hacenderas como todos los veranos, limpieza de calles, retirada de piedras del templo cuya cesión al pueblo parece no llegar nunca, y colocación de tubos previa apertura de zanjas para llevar a cabo otra obra básica y necesaria: conducción de las aguas fecales hacia una fosa séptica.
Mirando al castillo, viejo y enterrado castro de pelendones, han habilitado un espacio para parking de autocaravanas. La de pensamientos que irán, tropezarán con los restos de antiquísimos habitantes y volverán henchidos de paz; un lugar ideal para el descanso de verdad, sólo interrumpido por algún mugido de las vacas que pastan cerca. Y qué decir de los atardeceres que desde ese lugar se contemplan y que ya se encargaron los sarnagueses de plasmar en un cartel que mira al ocaso.
Mezclando necesidad con cultura (que también lo es), se ha ocupado de organizar una ruta literaria por Sarnago, que recoge el sentir de escritores que se han inspirado por estos rincones, con textos de Julio Llamazares, Avelino Hernández, Abel Hernández, Fermín Herrero e Isabel Goig, una iniciativa que se irá ampliando.
No ha sido posible la presentación de la revista número 13, convertida en referente cultural de la zona, por motivos ya anunciados. Una preciosa foto de portada, de Marcos Carrascosa, abre una ventana al castro que domina al pueblo. Noventa páginas, más portada y contraportada, dan cabida a artículos, opiniones y reportajes y que más adelante tendremos ocasión de comentar ampliamente. Pero los sarnagueses han preparado un vídeo donde se dan unas pinceladas sobre esta interesante publicación. https://youtu.be/JvXkNm1VJoM.