¡Gracias,
maestros!
A
veces una no sabe qué calificativos utilizar para describir una situación.
Hemos escrito mucho de Tierras Altas, del maestro Castelló y de su música, en
especial de las piezas inspiradas en las tierras de esta provincia, pero los noventa
minutos mágicos que se vivieron en Sarnago el pasado sábado, 24 de agosto,
cuesta describirlos, y entonces una se da cuenta de que es bien cierto eso de
que una imagen vale más que cien palabras, en casos como este especialmente.
La
tarde acompañó, al principio lucía un sol casi molesto para el público que, en
semicírculo, escuchaba, pero a medida que se iba ocultando, iluminando con
rayos oblicuos una parte de la Sierra de la Alcarama, el paisaje acompañó, y de
qué manera, a la última parte del concierto, esa que precisamente está
inspirada en las tierras que el sol iba apagando poco a poco.
Suponemos,
porque fue imposible acudir, que la actuación en la vecina villa de Fuentes de
Magaña, el domingo, resultaría tan emocionante como la de Sarnago, y los
fuentinos, igual que los sarnagueses, disfrutarían de una mañana tan mágica
como la tarde anterior. No hubo tanta suerte el viernes, en Soria, ya que el
concierto hubo de suspenderse a causa de una lluvia impertinente. También había
muchas personas escuchando, en el precioso parque de Santa Clara, recuperado
hace ya tiempo para la ciudad.
La
ágora de Sarnago estaba repleta de personas llegadas de otros pueblos de
alrededor –San Pedro, Oncala, Valtajeros, Fuentes de Magaña, Soria…- y el
comentario de Dolores, sampedrana y bibliotecaria, “¡vaya semana que se han
montado los de Sarnago!”, reflejaba el sentir de muchos de los que allí nos
encontrábamos.
Los
tres conciertos lo fueron gracias al buen hacer, y a la generosidad, de la Unión
Musical de Dolores (Alicante), que llegaron, en dos autocares, desde ese pueblo
de la Vega Baja del Segura. Suponemos que Manuel Castelló les habría informado
de las características climatológicas de esta tierra, tan diferentes de las
suyas, tan mediterráneas.
Los
orígenes de esta unión musical se remontan al año 1885, pero se comienzan a
tener datos de ella a partir de 1932. En lo que va de siglo han recibido
numerosos premios, entre los que cabe destacar el primero del Certamen
Provincial Diputación de Alicante. El primero de Entrada de Bandas Hogueras de
San Juan. El segundo en el XX Certamen Nacional de Bandas de Música “Ciudad de
Murcia”. Y el tercero del Certamen de Bandas de la Comunidad Valenciana.
Cincuenta
y cinco músicos, dirigidos por la batuta de Víctor Manuel Cano Pérez, hicieron
las delicias de todos los que escucharon el programa:
Requiebros,
de Manuel Castelló Rizo
El trust
de los tenorios, de José Serrano
Vodevil,
de P. Schifel
Euterpe,
de Francisco García Muñoz
Por
Tierras Altas, de Manuel Castelló
Cantos
de la Alcarama, de Manuel Castelló
Las
tres actuaciones fueron posibles, además de por la generosidad de La Unión
Musical de Dolores, por la organización de los ayuntamientos de Soria y Fuentes
de Magaña, y de la Asociación de Amigos de Sarnago, y la colaboración del
Ayuntamiento de San Pedro Manrique, la Mancomunidad de Tierras Altas y la Casa
Rural Ruta de las Fuentes. Y, por supuesto, con la colaboración de todos y cada
uno de los habitantes de Fuentes de Magaña y Sarnago. Y el inductor de todo, el
maestro Manuel Castelló Rizo.
No
podemos dejar de nombrar, porque les vimos sudar, a quienes, mientras muchos
nos deleitábamos con la música y el sol iluminando la Alcarama, pasaban calor
en la cocina, asando a la brasa el condumio que se serviría al finalizar el
acto para, al menos, ciento cincuenta personas.
1 comentario:
... Y más de uno de la diáspora nos lo perdimos. La Unión Musical de Dolores y Manuel Castelló ratifican la idea que más de uno conocemos sobre la sensibilidad musical de las gentes de la comunidad valenciana; sensibilidad que han tenido con esta tierra desolada. En otro sentido, la misma sensibilidad para con su tierra, tradiciones, usos y costumbres, cultura, en suma, que tienen las gentes de Sarnago y, por lo que voy conociendo, las de Fuentes de Magaña y otros lugares de tierras altas. Este proceder nos reconcilia con esta Soria despoblada y abandonada por unos y otros, pero que ellos, los que cito, aún mantienen, contra viento y marea, la llama de lo que fue y nunca debería perderse.
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