jueves, 1 de mayo de 2014

Adiós a la señora Isabel Soriano


Fuimos a Montenegro de Cameros para ver y fotografiar la quema del Judas y, como todas las veces que hemos ido a ese precioso pueblo de Cameros, el único que permanece en la provincia de Soria, nos dirigimos en primer lugar al ahora pequeño bar, antes lugar donde se podía comer o descansar. Nuestro propósito primero, el que nos acompañó todo el camino, era saludar a la señora Isabel.
Y nos sucedió como tantas otras veces, la señora Isabel ya no estaba, había fallecido un año antes, nos dijo su hija, que lleva su mismo nombre. Siempre la misma sensación, la de haber perdido una gran persona que albergaba la sabiduría que había ido adquiriendo y la que le había sido transmitida oralmente.
Isabel Soriano Gómez nos había atendido, tanto en persona como por teléfono, cada vez que habíamos necesitado cualquier información, ya fuera sobre guisos típicos (aquellas recetas de menestra y de cocido), ya sobre el esquilo, o los efectos curativos de las hierbas. Y lo había hecho con la sencillez y la amabilidad que muestran las personas mayores, sin darse siquiera cuenta de que gracias a ellas los que venimos detrás podemos hacer nuestro trabajo, estudiar las costumbres, mantener vivas las tradiciones, y escribir aquellas que han sido orales durante siglos.
Gracias, señora Isabel, por todo lo que nos aportó. Ver la quema del Judas fue muy interesante, pero amarga por la ausencia de usted. Con su ida se ha apagado un mundo completo de experiencias y sensaciones, de conocimientos que sabía transmitir muy bien. La generación de usted fue la última que supo guardar la esencia de un mundo rural autosuficiente, lleno de contenido y de valores.


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